Old Providence Mc Bean
Lagoon, el Guardián del Mar de los Siete Colores
Sumergirse
en esta área marina protegida es una alternativa para ver manglares y porciones
de coral.
Pero el cayo también se deja nadar. Se le puede dar la vuelta en menos de 20 minutos, mientras se observan mucorales cerebro, de fuego, blandos o cuerno de alce, tortugas marinas, o también cirujanos, doncellas, isabelitas, mariposas bandeadas, ángeles franceses o grises o incluso ardillas, los nombres de muchos de los peces de colores que se le atravesarán sin hacerle daño y como si quisieran darle la bienvenida.
Pero el cayo también se deja nadar. Se le puede dar la vuelta en menos de 20 minutos, mientras se observan mucorales cerebro, de fuego, blandos o cuerno de alce, tortugas marinas, o también cirujanos, doncellas, isabelitas, mariposas bandeadas, ángeles franceses o grises o incluso ardillas, los nombres de muchos de los peces de colores que se le atravesarán sin hacerle daño y como si quisieran darle la bienvenida.
Últimamente, muchos colombianos han puesto sus ojos en San
Andrés, Providencia y Santa Catalina. Los territorios insulares más apreciados
por el país en el Caribe coparon la atención porque un fallo de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya nos quitó un poco más de 70 mil kilómetros
cuadrados del mar cercano a estas islas.
Pero al margen de esa decisión, vale la pena detenerse en un
lugar que, aunque está en medio de ese territorio en disputa, permanece al
margen de cualquier litigio. Totalmente colombiano, sin influencia extranjera y
listo para que cualquiera quede sorprendido. Se trata del área marina protegida
Old Providence McBean Lagoon, 905 hectáreas de mar transparente, el mismo de
los siete colores, que están listas para recibir una zambullida.
Este parque es la única zona de reserva marina instalada en el
Caribe insular oceánico de Colombia y hace parte de la reserva de la biosfera
Seaflower, desde el año 2000.
Resguarda, además, parte de la tercera barrera arrecifal más
grandel mundo, después de la australiana y de la que se encuentra en Belice, en
Centroamérica. Precisamente, por esa riqueza es que el parque conecta al
visitante casi que instantáneamente con los corales. Se pueden ver desde
cualquier punto, pero indiscutiblemente en jornadas de buceo o careteo.
Esto último es posible al visitar Brab Cay o Cayo Cangrejo, un
pequeño islote instalado mar adentro, que se puede recorrer a pie para tener
una vista de 360 grados del océano. Allí crecen árboles de mango, plantas de
icaco o cocoplum, un fruto que se sirve transformado en postre en restaurantes
de la región.
No todo será necesariamente bajo el agua. El parque también
permite dar un paseo en kayac para apreciar inmensas zonas de manglar que son
la salacuna de los peces.
También hay trayectos para hacer senderismo, como el McBean
Mangrove, que permite ver algunas de las 60 especies de aves de la zona. Otro
recorrido, bautizado como Iron Wood Hill, es ideal para conocer el biodiverso
bosque seco (una de las pocas porciones que quedan en el país) y alguna fauna
terrestre, como iguanas y lagartos azules.
Cruzando los límites del parque hacia la zona más poblada de la
isla, un paseo para llegar a la cumbre de ‘El Pico’, la montaña más alta de
Providencia, o incluso pasar a Santa Catalina para observar aquella roca
gigante, con perfil humano, que se conoce como la ‘Cabeza de Morgan’, en
alusión al pirata inglés que visitó esta zona, pueden ser planes que
complementarían unos días de descanso.
Marzo, y en general todo el primer semestre, es la mejor época
del año para ir. Es la temporada más seca y el sol siempre estará presente.